SAMAEL:
SEGÚN EL JUEGO:
Samael, también conocido como el príncipe de la guerra. Cuando Lucifer se levantó contra EL, Samael apoyó al bando celeste, pero tras su derrota por parte de Baal, comprendió que los solares también podían decidir y se unió al bando lunar, y desde entonces sirve a Baal.
Es el primer comandante de las legiones de Lucifer, goza del respeto de sus superiores y de la admiración de sus subordinados, que se ha ganado por ponerse en riesgo por muchos de sus soldados. Es un guerrero temible y muy hábil con la maza de guerra.
Físicamente, es más alto y corpulento que un lunar corriente. En la batalla su cuerpo prácticamente se duplica, y en el apogeo, le crecen dos grandes cuernos en su frente y en sus ojos arde la llama del infierno, en este punto puede destrozar a su oponente sin armas.
Su lado derecho de la cara cuenta con cicatrices de muchas de sus luchas, lo más característico es la cicatriz resultante de la amputación de su oreja. El lado izquierdo está intacto y lo tiene decorado con pinturas de guerra. Esto sumado a su peinado -mechones de pelo endurecido colocados a modo cresta- le confiere un aspecto muy tribal. Su piel es oscura. Y su aura es muy potente. Suele vestir un atuendo primitivo destinado al combate y va armado hasta los dientes.
SEGÚN EL JUDAISMO:
Ya hemos hablado anteriormente sobre este ángel caído, también conocido como Satán o Satanás, para la cristiandad, o el Ángel de la Muerte (Jung, 1925). Recordemos que es uno de los ángeles que luchan por la liberación del pueblo judío del reino de Edom. En la Cábala y en Tratado de la Emanación Izquierda aparece como el esposo de Lilith.
Este personaje aparece en los textos de la Cábala y del Midrash, donde juega un papel de mensajero de dios hasta que hace un mal uso de sus poderes, y pasa a ser un demonio (Jung, 1925). En el Zohar Samael fue la serpiente que tentó a Eva a comer la fruta del árbol prohibido (HOYS, 2009).
SEGÚN EL CRISTIANISMO:
Satanás es quien encabeza la rebelión contra Dios, y por ello es expulsado al inframundo. Fue un ángel que quería ser más que Dios, y fue esta actitud orgullosa y ambiciosa, así como la rebeldía que caracterizan a este personaje, las causas de la guerra celestial (Alaña Millar, 2010).
SEGÚN EL ISLAMISMO:
El nombre que los musulmanes le confieren a este personaje es Iblis. Al contrario que en los casos anteriores, Iblis no es un ángel caído, pero sigue manteniendo ese orgullo característico de la figura de Satán; pues este ángel fue el único que no quiso arrodillarse ante la creación de Alláh, Adán (P. A. Álvarez Valdés, 2007; Garibay, 2005).
Una de las características más llamativas de Iblis es que es hermafrodita. Es el jefe de los djuns, seres compuestos por vapor o por una llama, con inteligencia, imperceptibles para los humanos y que se encargan de realizar trabajos penosos (HOYS, 2009)
LUCIFER:
SEGÚN EL JUEGO:
Anteriormente conocido como Enki, es uno de los amantes de Lilith, el padre de Luz y el primero en rebelarse contra la Palabra, y por ende el primero en perder su nombre. El motivo de la rebelión: EL relegó a ELLA, ósea Lilith, a un segundo plano, de tal manera que sólo se cumplía con la voluntad del dios solar.
No se conoce mucho sobre Lucifer, salvo lo que los solares han querido que se sepa. En la antigüedad este personaje era venerado como el salvador de la humanidad, y posteriormente como dios de la fertilidad y la regeneración. Con la llegada del cristianismo, Lucifer personificaba la sabiduría y la belleza, pero fue castigado por soberbio. Ahora se lo conoce popularmente como un ser corrupto y malvado, siendo confundido en ocasiones con Satán – es el otro nombre que recibe Adán-. Lucifer espera que con la llegada de la era de Acuario la situación cambie y la historia sea contada desde la perspectiva lunar.
Lucifer no ha ejercido de padre de Luz, esa tarea podría decirse que ha recaído en Baal. ¿Por qué? Nadie lo sabe, pero la teoría más extendida, es que cree que de esta manera no perpetúa el principio masculino impuesto por EL, que se caracteriza por la autoridad, la imposición y la ley.
SEGÚN LA MITOLOGIA SUMERIA:
Enki era uno de los dioses más importantes del panteón sumerio, el señor de las aguas. Se caracterizaba por ser hábil e inteligente. Era el líder del panteón, junto con otros dos dioses, Enil, el señor de los vientos, y Anu, la personificación del cielo, conformando así la tríada más importante para los sumerios. Este es una de las deidades sumerias antiguas, y por ende progenitor de las jóvenes (Corrente & Degano, 2017; Cuoto, 2022).
Para la mitología sumeria, este dios es el creador de la humanidad -modelada a partir de arcilla y sangre divina- y el padre de Marduk. Tras la guerra entre los dioses jóvenes y los ancianos, en la que Marduk salió victorioso, la figura de Enki cede el puesto a su descendencia (Blázquez, 2001).
Esta deidad siempre está dispuesta a ofrecer su ayuda a aquellos que la necesiten, como fue en el caso de Nergal, quien debía acompañar a la muerte hasta el más allá. Enki consigue retrasar el este encuentro entre la muerte y Nergal disfrazándolo para que el sirviente de Ereshkigal, la muerte, no lo reconozca. También salva a la diosa Inanna o Isthar cuando al entrar en el más allá muere; para ello creó unos seres que alabaron a Ereshkigal y como muestra de gratitud esta les concede lo que estos seres quieran; ellos pidieron el cadáver de Innana/Isthar, volviendo así a la vida. Pero no solo ha ayudado a deidades, también a socorrido a los seres humanos cuando se han visto amenazados por otros dioses (Corrente & Degano, 2017).
SEGÚN EL CRISTIANISMO:
La primera vez que aparece el nombre de Lucifer es con la Biblia Vulgata. Etimológicamente, Lucifer significa portador de la luz, pero Jerónimo Estridón modificó su significado al emplearla como traducción del término hebreo: “helel ben-shahar”, que se traduce como “brillante, hijo del alba” y hace una referencia a “Eósferos” o Faetón, hijo de Eos, la personificación divina del Alba para los griegos. Faetón es conocido por ser tan arrogante que creía ser capaz de controlar el carro del sol; pero, sorpresa, no pudo. Para evitar la destrucción del mundo, Zeus tuvo que fulminarlo con un rayo (López Guix, 2012; Museo del Prado, 2023).
Este mito sirvió de inspiración para Isaías para mostrar la insolencia del rey babilónico, lo que sirvió de ejemplo de para el cristianismo de orgullo sin mesura e inspiración para el relato de la rebelión frustrada contra Dios (López Guix, 2012).
No obstante, otros investigadores como Celso Luján (2010), apuntan que la inspiración grecolatina de Lucifer pudo haber sido Prometeo. Prometeo desafió a Zeus, llevando el fuego a la humanidad, y como castigo el segundo lo condenó a ser encadenado a una piedra y un ave rapaz le devoraría cada día las entrañas, las cuales se regenerarían todas las noches (Santiago, 2012).
Sin embargo, sí que es en el libro de Isaías, en esa explicación metafórica de la caída del rey de Babilonia, donde se pensaba, antaño, que se explicaba la caída de Satanás, incluso, para muchos lectores el nombre del diablo era Lucero, en latín, Lucifer (A. Álvarez Valdés, 2020).
ADÁN:
SEGÚN EL JUEGO:
Finalmente hablaremos sobre la figura de Adán. Según Plenilunio, adoptó el nombre de Satán. Posiblemente, con esto se intente explicar la afirmación evangélica de que los judíos son descendientes del diablo, al cual también se lo conoce como Satán (Romero, 2023). Según nos cuenta el manual, con el paso del tiempo Adán vio como su especie se iba propagando por la tierra, y al ser el primero de todos ellos, pidió al ÉL unas alas de luz, de esta forma reclamaba el lugar en la jerarquía celestial que este consideraba que se merecía. Pero dicha osadía no fue del gusto del Dios Sol, quien lo castigó derrocándolo de su estatus. Así, Adán adquirió un nuevo papel, la serpiente tentadora.
En la actualidad, Adán juega un papel puramente neutral, ayuda y perjudica a todos por igual, es en este personaje en el recae esa faceta de negociador tan vinculada al diablo, es decir, concede favores que se cobrará a su debido tiempo, y parece seguir el principio de: El fin justifica los medios. Como fue el primer ser humano, su presencia es distinta al del resto, esta es fuerte, fácil de identificar -si has tenido el placer o la desgracia de haberlo conocido en persona-.
En el juego se lo describe como un hombre vestido con zapatos rojos, un traje blanco hecho a medida y camisa a juego con los zapatos; pelo corto y despeinado, pero con gracia, y siempre con un cigarrillo encendido. Todo esto son elementos que lo ayudan al desempeño de su actuación como un simple ser humano que pretende ayudar a otro ser. Es un personaje del que nadie se puede fiar, ayuda a los lunares y a los solares en su guerra, pero todo parece tener un propósito. ¿Cuál? Ni el mismísimo ÉL lo sabe.
Esta figura que se nos describe de Adán en el universo de Plenilunio parece distar bastante de lo que las distintas religiones abrahámicas nos han contado de él.
SEGÚN EL JUDAISMO:
Adán fue el primer hombre, creado por Dios el sexto día, y se le concedió el control de la tierra. Fue engañado por la serpiente, osea, por el demonio, para que comiese la fruta del árbol prohibido (como ya hemos mencionado, la serpiente tentadora y Adán, para Plenilunio son el ). Este pecado fue el que le valió la expulsión del Jardín del Edén , junto con Eva (Cohn-Sherbok, 2003).
Para la Cábala, Adán es una criatura con un gran alma que engloba a todas las almas humanas, siendo por ende el resto de almas una proyección de la suya. La Cábala distingue a Adán según la fase de la vida en la que se encuentre: antes de que reciba alma, su estancia en el Edén y cuando comete el pecado de comer del árbol de la ciencia. Quedarían simbolizadas como Adán como golem, Adán como entidad cósmica, representación del saber cabalístico, y Adán como humano. Este personaje es una representación del arquetipo, del macrocosmos y del microcosmos (Mualem, 2007).
SEGÚN EL CRISTIANISMO:
Para el caso cristiano, podemos considerar que la figura de Adán es una metáfora para explicar el origen del ser humano, es decir, de dónde viene; y la respuesta a esa pregunta es “de Dios”. Por ende, el mito de la creación, es justamente eso, un mito, una explicación fantástica para un suceso natural. Pero cada detalle de esta historia trata de transmitir un mensaje.
– El hombre es una creación de barro: la idea de que el ser humano fue creado de barro es mucho más antigua que la Biblia; las distintas religiones babilónicas, la egipcia, y la greco-romana nos cuentan como los seres humanos fueron creados por los dioses a través del moldeado de arcilla. En la antigüedad, la profesión de alfarero era muy respetada, pues a partir de una masa amorfa de barro, el alfarero era capaz de crear objetos de todo tipo. En este caso, Dios crea tanto animales como seres humanos, pero estos últimos se distinguen porque en su interior cuentan con una esencia divina, el alma, que los distingue del resto de creaciones.
– La soledad del hombre: una vez creado, el hombre vive en el Edén, pero está solo. Dios se percata de ello, y en consecuencia crea a los animales, para que le hagan compañía. Sin embargo, esto, no soluciona el problema satisfactoriamente, por lo que crea a la mujer. En este punto, entre otras enseñanzas, se nos presenta al ser humano como una especie que necesita vivir en comunidad.
– Un hombre y una mujer: se conocen dos mitos sobre la creación de la mujer: o procede de la costilla de Adán o fue creada de barro. En ambos casos, la simbología es la misma, la mujer y el hombre son iguales. En el caso de la costilla, según Ariel Álvarez, la elección de esta parte del cuerpo es porque se encuentra en la zona central de este (Álvarez Valdés, 2007).
SEGÚN EL ISLAM:
Continuando con esta tradición alfarera, el islamismo también concibe la creación del hombre a partir del barro, pero este parece consistir en una mezcla de tierra, agua y esperma divino -Alláh, quería insuflar parte de su espíritu en el ser humano para hacerlo diferente de otros seres, posiblemente el esperma esté simbolizando este aspecto-. Una vez terminada la creación, Alláh pidió a los ángeles que se postraran ante el hombre, y lo hicieron todos salvo uno que se consideraba superior, Iblis, el diablo. Pero, ¿por qué Alláh creó al ser humano? Al parecer fue por varios motivos:
– Para manifestar su existencia
– Para manifestar su perfecta ciencia y su poder a través de obras perfectas
– Para ser adorado, aunque no necesita la adoración, pero a quien lo adora lo recompensa
– Para manifestar su beneficencia
– Para mostrar su misericordia
– Y para que lo alaben, pues le gustan las alabanzas
Aunque, algunas interpretaciones sobre la creación de Adán, creen que se su fin último era Mahoma. También hay quienes aseguran que el fin último es un misterio oculto para los humanos. Dios quería tener un representante suyo en la tierra, es por ello que una vez creado el hombre, le enseñó el nombre de todas las cosas (Castillo, 1981).
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Un comentario en “Libros sagrados y Plenilunio, el juego de rol. Parte 2”