¿Cómo empezar un artículo cuando te dicen que escribas algo acerca de un mundo tan amplio como el de los juegos de mesa? Para el público mundano hablar de juegos de mesa es hablar de parchís, la oca, el trivial o incluso el Risk. Pero… ¡ay de ellos! que no saben del universo que hay tras esos títulos tan arcaicos y vintage.
Como en casi todas las cosas, es cuestión de rascar un poco para darse cuenta del extenso sector que se mueve tras las primeras capas. Términos como eurogame, filler, drafting, ameritrash o wargames no son nada raros entre los que lo habitan. Existen juegos tan sencillos y rápidos como lo que duran unos anuncios de la tele y otros tan largos y complejos que bien podrían hacer falta varios sesiones para ser terminados y conocer el ganador. Los hay para todas las edades y para todos los gustos.
Mi padre, gran jugador de mesa, como creador de sus propios juegos, me llevó de la mano hasta la puerta de este maravilloso mundo y me la soltó para que lo disfrutara a mis anchas. ¡Y vaya si lo he hecho!
He jugado a todo lo imaginable: juegos de exploración, de gestión de recursos, de darle vueltas al tarro, familiares, solitarios, de cartas, de dados, de miniaturas, modulares… ¡pero si hasta he creado los míos propios! Nada menos que quince, llevo ya.
¡Ya lo creo que sí! Incluso he fundado un club en Dos Hermanas para encontrarme con amigos que tengamos los juegos de mesa y de rol como hobby, que ya cuenta con más de 150 socios.
Lo ideal es siempre empezar por algo sencillito y ligero e ir poco a poco profundizando en el mundillo buscando otras fronteras por explorar, pues de todo hay. No hay actividad más sana que usar la cabezota en buena compañía y, si puede ser, portando una jarra de rica y fría cerveza para hacer redonda una tarde que bien pueda convertirse en una épica partida a un buen JUEGO DE MESA.
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– Letor –