Qué puedo decir sobre el mundo del rol.
Hace muchos años comencé en este extraño aventura al principio jugué algunas partidas de mesa qué como el Máster no se había currado mucho las partidas, habían resultado aburridas y más que una agradable actividad con los amigos parecía un compromiso en el que por suerte había mucho chocolate, patatas fritas y chuches.
También por esa época me hablaron del rol en vivo, pero me lo vendieron muy mal me dijeron que eran un grupo de personas que se juntaban en pleno centro de Madrid disfrazados de vampiros y se creían vampiros mientras paseaban por la calle. Ante esas premisas la verdad es que el rol no me parecía tan interesante. El rol de mesa era aburrido y el rol en vivo era de locos.
Sin embargo muchos años después un amigo me pidió que jugarse una de sus partidas de rol en vivo porque se le había caído un jugador, yo fui un poco a regañadientes más para hacer el favor que por otra cosa, y fue maravillosa mi sorpresa al descubrir que el rol en vivo no era disfrazarse de un personaje y fliparse en medio de la calle y actuar como un absoluto loco; era un juego que, aunque no lo parezca, es muy maduro y muy divertido en el que podías establecer relaciones con un montón de personas que no conocías sin el terrible estrés de tener que romper el hielo (entre otras cosas, porque la ficha del personaje te daba pie a que rompieras el hielo con varios personajes) y con un montón de personas muy creativas y divertidas.
Después de tener durante toda mi vida la sensación de estar buscando cierto tipo de personas, un grupo de personas que no se quedase en la primera capa, sino que intentase ir más allá, que tuviese muchas ganas de crear mundos nuevos y un rico mundo interior, sentía como si hubiese llegado a una mina con un montón de ese tipo de personas y que mirase a donde mirarse siempre había más.
Sin duda me enamoré del rol en vivo y aunque me gustó mucho la actividad en sí, lo que más me gustó fue la gente que me encuentre, me gustó mucho esa sensación de ser cómplices de algo, me gustó ese ambiente de ayuda mutua donde unos a otros se prestaban atrezo, me sentí arropada y segura y muy agradecida.
El rol me abrió muchísimo a la gente y por una vez dejé de pensar que la gente era bastante básica y aburrida para atreverme a descubrir todas las maravillas que encierra cada individuo.
Articulo remitido por:
-Doña Cebolleta-